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Y esto, ¿cómo se puede arreglar?

03 de octubre | Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad

«Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó y dijo: Ahora vete, y cuando tenga oportunidad, te llamaré.» Hech. 24:25

Entre el 52 y el 58 d.C., Félix fue el gobernador romano de la provincia de Judea. No hacía una política tan distinta de alguna de las actuales, procurando los beneficios personales por encima de los del pueblo que administraba. Era famoso por aceptar sobornos con facilidad y por promover desmanes en Judea. Dice Flavio Josefo que no le gustaba demasiado que le amonestasen y, aunque su esposa era judía, le tenía cierta aversión a Jonatás, sacerdote en Jerusalén, porque le exhortaba a hacer mejor las cosas. Cuenta el historiador que zanjó el asunto contratando a unos sicarios y haciendo asesinar a Jonatás. Su vida libertina se vio reflejada en la sociedad que le observaba con motines y sublevaciones.

Pablo había sido acusado de ser el origen de una de esas sublevaciones pero, al defenderse, tuvo la oportunidad de argumentar de forma contundente contra las acusaciones y se le dio un tiempo de espera mientras el asunto se aclaraba. Fue ese el momento del encuentro entre Félix, su esposa -Drusila- y Pablo. Como conocían acerca de Jesús, querían más detalles. Y Pablo aprovechó la ocasión para hablar del Camino y de las verdades del Cristo. Inspirado, fue un poco más allá y le exhortó acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero. Hoy día habríamos afirmado que no fue un discurso políticamente correcto; sin embargo, era un discurso completamente necesario para Félix porque debía conocer su situación moral. No se puede cambiar lo que no se conoce, ni lo que no se reconoce. Dice el relato bíblico que Félix se espantó. La radiografía le identificaba con claridad, y tanta transparencia le exponía mucho. Pidió a Pablo que se marchara y que ya le volvería a llamar. Muchos rehenes pagaban sobornos para ser liberados y esperaba algo así de Pablo. Pablo nunca pagó nada y Félix no recibió nada. Y es una pena porque durante dos años, entrevista a entrevista, tuvo la posibilidad de tomar las riendas de su vida y la postergó.

Hay personas que piensan que cualquier delito se puede soslayar pagando o recibiendo un pago, que cualquier exceso que cometan se puede arreglar más adelante. Pero no es así, las oportunidades terminan por perderse. Drusila murió en Pompeya con la erupción del Vesubio, Félix pasó al olvido sin fama ni honra. Oportunidades ofrecidas y perdidas. Los errores se solucionan con Cristo, es la única manera de arreglarlo. Aprovecha la oportunidad.


Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad
Víctor M. Armenteros