Mi Recurso Adventista

Una reprensión contra el orgullo

10 de octubre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Aunque te eleves como el águila y pongas tu nido en las estrellas, de allí te haré caer» (Abdías 1: 4).

El libro del profeta Abdías es el más breve de todos los libros del Antiguo Testamento. «Abdías» significa «siervo de Jehová». Este profeta pertenecía al reino del sur y su mensaje estaba destinado a la nación de Edom (los descendientes de Esaú); en él destaca cómo Dios juzga a las naciones. La primera razón para juzgar a Edom era su orgullo. El orgullo aparta a Dios de nuestra vida, pues nos hace creer que no lo necesitamos para vivir, que podemos planear y decidir todo sin considerarlo a él, ni su Palabra. A la persona orgullosa le cuesta reconocer su error, pues es reacia a aceptar la ayuda divina.

En el caso específico de Edom, se jactaba como nación. Primeramente, sus habitantes se sentían seguros debido a la zona geográfica donde vivían; pensaban que nadie podría derrotarlos, ya que estaban asentados entre las grietas de las rocas y en las alturas (Abdías 1:3). Además, tenían puesta su esperanza en las riquezas que habían acumulado, pero Dios les anticipa que llegarían saqueadores que los dejarían en la ruina. Asimismo, los edomitas confiaban en las alianzas políticas y militares que habían establecido, pero de nada les servirían (Abdías 1: 6, 7). Por último, podemos destacar que Edom había puesto su confianza en la ciencia y en los sabios de sus días, así como en su poderoso ejército, pero la profecía les anticipaba que no quedaría alguno de sus soldados vivo (Abdías 1: 8, 9).

La actitud orgullosa de Edom nos recuerda que la humanidad no ha cambiado en absoluto. ¿No son acaso estos mismos elementos en los que el ser humano coloca su esperanza y confianza? En efecto, el dinero, el lugar en el que vivimos, el grado académico, ser parte de una nación importante… da como resultado que una persona se sienta segura y llegue a pensar que puede prescindir de Dios. Pero Salomón escribió: «Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída» (Proverbios 16:18). Aprendamos de lo que dice la Biblia y no seamos orgullosos.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo