Mi Recurso Adventista

Un sacerdocio corrompido

23 de octubre | Devoción matutina: Hija mía, no tengas miedo

«Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo, porque temían al pueblo». Lucas 22:2

Los sacerdotes se corrompieron completamente. Lograban sus ambiciones cometiendo fraude y crímenes. El amor al poder era su motivo para desear el puesto de sumo sacerdote. Quienes debían representar a Jesús eran viles, corruptos, tiranos y engañadores. Decidieron matar a Jesús, pero necesitaban una prueba que diera la apariencia de legalidad. Los dirigentes religiosos se reunieron en secreto. El Comentario bíblico adventista enumera ocho razones de su preocupación y nerviosismo:

  1. El pueblo estaba poniéndose de parte de Jesús (Juan 12:19).
  2. Si demoraban, el público reaccionaría cada vez más a favor de Jesús.
  3. Algunos miembros del consejo de dirigentes hablarían a favor de él y exigirían justicia (Mateo 26: 66).
  4. El plan podía fracasar a pesar de los esfuerzos.
  5. Caifás podría no continuar con el proceso hasta completarlo.
  6. Tendrían que enfrentar el inconveniente de los milagros realizados en sábado.
  7. El concilio podría dividirse por los prejuicios entre fariseos y saduceos.
  8. Tenían miedo de que Jesús revelara detalles desfavorables de su vida privada o de la ilegalidad del juicio (CBA, t. 5, p. 525).

Un temor mortal se apoderó de los sacerdotes y de los fariseos. Es lo mismo que sucede en otros relatos: la pérdida del temor de Dios conlleva el miedo, el miedo lleva a la toma de decisiones torpes y a hacer juicios errados. La popularidad de Jesús aumentó después de la resurrección de Lázaro y los dirigentes judíos, llenos de miedo, perplejos y frustrados, se acusaban unos a otros. «La crisis era inminente, y a menos que pudieran deshacerse de él, la caída de ellos parecía segura. Creyeron que debían actuar con rapidez y en secreto. Además, si había un levantamiento popular para apoyar a Jesús como Mesías-Rey, con toda seguridad el opresivo poderío romano se haría sentir más duramente sobre la nación. Por otra parte, si prendían a Jesús abiertamente, podría iniciarse una revuelta popular en su favor» (CBA, t. 5, p. 506).

Mientras el Concilio deliberaba, apareció Judas con la traidora propuesta: entregar a su Maestro sin llamar la atención de las multitudes que asistían a la fiesta pascual. Planeaba forzarlo a manifestarse como Mesías, con el fin de recibir el más alto rango en su reino. Los sacerdotes pagaron a Judas con dinero de las ofrendas de sacrificio del Templo.

Cuando decidas hacer la voluntad de Dios, siempre aparecerá un liderazgo corrupto o un Judas en tu vida, alguien que por envidia planifique hacerte daño y alguien que te traicione. Imita a Jesús: no discutas con quien planifica en tu contra, y mantén a tu traidor cerca de ti.


Devoción Matutina: Hija mía, no tengas miedo
Arsenia Fernández-Uckele