Mi Recurso Adventista

Un adorno que no se marchita

02 de noviembre | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 1 Pedro 3:3, 4.

Los encantos que consisten únicamente en la apariencia externa son superficiales y cambiantes; no se puede confiar en ellos. El adorno que Cristo concede a sus seguidores jamás se marchitará… {AFC 310.3}

Si los jóvenes dedicaran al cultivo del alma la mitad del tiempo que emplean haciéndose atractivos exteriormente, qué diferencia se vería en su comportamiento, palabras y acciones. Los que procuran sinceramente seguir a Cristo deben tener concienzudos escrúpulos respecto de la ropa que llevan; deben esforzarse por satisfacer los requerimientos tan claros que el Señor dio respecto al vestir.—The Youth’s Instructor, 5 de noviembre de 1896. {AFC 310.4}

Muchos se visten como la gente del mundo, para tener influencia. Pasan horas estudiando ésta o aquella moda para adornar al pobre cuerpo mortal, y el empleo de ese tiempo es peor que si fuera perdido. Pero con esto cometen un triste y fatal error. Si quieren tener una influencia salvadora, si desean que sus vidas hablen en favor de la verdad, que imiten al humilde Modelo: que muestren su fe haciendo obras justas, y establezcan una distinción bien marcada entre ellos y el mundo. Las palabras, los vestidos y las acciones deberían hablar de Dios. Entonces se ejercerá una santa influencia sobre todos, y todos aprenderán de ellos que han estado con Jesús. Los incrédulos verán que la fe en la venida de Cristo afecta el carácter… {AFC 311.1}

La apariencia exterior es un índice del corazón. Cuando los corazones son afectados por la verdad, mueren para el mundo; y los que están muertos para el mundo no se conmoverán por la risa, las bromas o las burlas de los incrédulos. Experimentarán un ansioso deseo de ser como su Maestro, separados del mundo. No imitarán sus modas ni costumbres. Procurarán constantemente glorificar a Dios y obtener la herencia inmortal.—The Review and Herald, 9 de septiembre de 1884. {AFC 311.2}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle 
Ellen G. White