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01 de octubre | Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad

«¡Que Dios me pese en la balanza de la justicia y reconocerá mi integridad!» Job 31:6

En 2014, Nick Wallenda batió dos récords como acróbata. Nick cruzó entre dos rascacielos sobre un alambre, con una inclinación de 19 grados y con los ojos vendados. No era la primera vez que hacía algo así, en el pasado ya había cruzado el Gran Cañón del Colorado y las cataratas del Niágara. Tampoco era inusual en su familia, los Wallenda son funambulistas de toda la vida. Nick realiza todas esas proezas con el apoyo de su familia, su madre diseñó los zapatos, su tío la cuerda, su esposa le motivó en los entrenamientos y su padre le guio en todo el proceso. Es arriesgado, porque siete miembros de su familia han muerto por perder el equilibrio.

El equilibrio es imprescindible en la vida espiritual porque, si no, tenemos tendencia a caer en extremismos. Hemos, por tanto, de avanzar sobre el alambre de nuestras existencias con el mayor apoyo. Sobre todo, el de las palabras orientadoras de nuestro Padre. Con respecto a este asunto, indica Elena G. White: «Si se usan ciertas facultades con descuido de las demás, el designio de Dios no se realiza plenamente en nosotros; porque todas las facultades ejercen su influencia una sobre otras y dependen en gran medida unas de otras. No se puede usar eficazmente una de ellas sin la operación de todas, para que el equilibrio se conserve cuidadosamente. Si toda la atención y fuerza se concentran en una, mientras las otras permanecen dormidas, el desarrollo es intenso en esta, y conducirá a extremos porque no todas las facultades habrán sido cultivadas. Algunas mentes están atrofiadas y les falta el debido equilibrio. No todas las mentes están, por naturaleza, constituidas de igual manera. Tenemos mentes diferentes; algunas son fuertes en ciertos puntos y muy débiles en otros. Y estas deficiencias tan evidentes no necesitan ni debieran existir. Si los que las poseen fortalecieran los puntos débiles de su carácter, cultivándolos y ejercitándolos, llegarían a ser fuertes» (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 40].

Job fue un verdadero funambulista de la vida. La cruzó con todas las dificultades imaginables y, en muchas ocasiones, a ciegas. Se había entrenado en el Señor todos los días, intentando ser un hombre íntegro. Aun así, sufrió los embates del enemigo y padeció los dolores físicos y emocionales. Su historia no está en la Biblia para que pensemos que nosotros podemos hacerlo solos. Su historia está en la Biblia para que sepamos que Dios está a nuestro lado aunque no lo veamos. Su voz nos sigue orientando en cada momento. Escúchalo y, en equilibrio, avanza.


Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad
Víctor M. Armenteros