Mi Recurso Adventista

«Todo al polvo volverá»

25 de octubre | Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados

«Todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá» (Eclesiastés 3: 20).

Dicen que las oraciones más repetidas por los cristianos en general, a lo largo y ancho de todo el planeta, son el Padrenuestro, el Avemaria y la Oración de Serenidad. Esta última famosa oración fue escrita en 1943 por el pastor Reinhold Niebuhr. Al escuchar los constantes tambores de la Segunda Guerra Mundial, Niebuhr oró:

«Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para distinguir la diferencia. Viviendo día a día; disfrutando de cada momento; sobrellevando las privaciones como un camino hacia la paz; aceptando este mundo impuro tal cual es y no como yo creo que debería ser, tal y como hizo Jesús en la tierra: así, confiando en que obrarás siempre el bien; así, entregándome a tu voluntad, podré ser razonablemente feliz en esta vida y alcanzar la felicidad suprema a tu lado en la vida venidera. Amén».

Es una oración preciosa y llena de sentido, y aunque no creo que tengamos que repetirla cada día, sí nos vendría bien llevar a la práctica cada una de sus peticiones. Hay cosas que no se pueden cambiar ni evitar mientras vivamos de este lado de la eternidad. Por ejemplo, por más que oremos y clamemos, ninguno de nosotros podrá evadir su cita con la muerte. Con serenidad y esperanza hemos de aceptar que «todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá» (Eclesiastés 3: 20). Pablo nos ofrece un claro ejemplo de esto.

Tras darse cuenta de que no saldría con vida de su encarcelamiento, el apóstol aceptó con serenidad lo que venía y le dijo a Timoteo: «Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado» (2 Timoteo 4: 6, NVI). En la parte que he puesto en cursiva Pablo usa la palabra griega spendo, que alude a algo que será derramado. Su vida sería derramada para Dios. Para Pablo, era importante acabar su «carrera con gozo» (Hechos 20: 24); sin amarguras ni resentimientos, agradecido por el ministerio que Dios generosamente le había dado.

Y mientras transcurría el día a día, y llegaba el momento de la ejecución de la pena, Pablo disfrutó los últimos días de su vida leyendo libros y pergaminos (2 Timoteo 4:13). El final de la reflexión te la dejo a ti. Junto con mi sincero deseo: sé razonablemente feliz.


Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados
J. Vladimir Polanco