Mi Recurso Adventista

Sin olvidar las pelotas de golf

18 de octubre | Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad

«Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» Mat. 6:33

El profesor llegó al aula con un gran frasco de cristal. Tomó unas pelotas de golf y las puso hasta el tope del recipiente. Entonces, preguntó a sus alumnos si estaba lleno. Los alumnos dijeron que sí. Después metió cierta cantidad de canicas en los huecos que dejaban las pelotas de golf y volvió a preguntar si estaba lleno. Volvieron a decir que sí. Continuó con arena, la introdujo por cada resquicio que dejaban las pelotas de golf y las canicas. Repitió su pregunta y, entre sonrisas, los alumnos repitieron la contestación. Al final vertió dos vasos de refresco y comenzó su lección.

«Las pelotas de golf son las cosas importantes de nuestra vida. Podíamos pensar en Dios, la familia, las relaciones. Las canicas son aquellas cosas que tienen cierta importancia pero que no son tan imprescindibles, como el trabajo. La arena son todos esos detalles prescindibles que llenan nuestra vida. Si lo primero que ponemos en el frasco de nuestra existencia es la arena, no cabrá lo realmente importante. Por eso hemos de poner en primer lugar las pelotas de golf, las cosas realmente trascendentales», dijo el profesor con notable seriedad.

Hace mucho tiempo que el Maestro de los maestros nos enseñó lo mismo. A la hora de hacer el calendario de nuestras actividades hemos de poner en primer lugar lo realmente valioso. Por lo demás no nos preocupemos, que ya llegará su momento. Esta priorización de nuestros intereses nos permitirá tener claro el paisaje de nuestra existencia, disfrutar de las ramas sin dejar de ver el bosque.

Vivimos una época desorbitada. No hay tiempo para nada de tanto que hay que hacer. Pero, ¿es realmente importante todo eso que hay que hacer o simplemente es arena, detalles prescindibles que nos apartan de lo verdaderamente vital? Creo que, la mayoría de las ocasiones, vivimos un sinvivir por desear cosas que son superfluas. Lo cierto es que no necesitamos tanto de eso y sí de amor, generosidad y espiritualidad.

Cuando la clase de la que os hablaba estaba a punto de concluir, un alumno se atrevió a hacer una pregunta: «¿Y por qué echó dos vasos de refresco?». El profesor sonrió y dijo: «Porque siempre debe haber tiempo para tomar algo con un amigo.» Y eso me recuerda que a Jesús le encanta llegar hasta nuestra casa y cenar con nosotros. Tenlo en tu agenda y verás qué experiencia tan refrescante.


Devoción Matutina: Carácter ser como Jesús y disfrutar de la eternidad
Víctor M. Armenteros