Mi Recurso Adventista

Ojos Codiciosos

Versículo: «El que se da a la codicia arruina su propia casa.» Proverbios 15: 27

EL PROFETA ELISEO había sanado de la lepra a Naamán, un general del ejército Sirio. La lepra era una enfermedad incurable de la piel y muy dolorosa. Naamán, agradecido, llevó regalos al profeta, el cual no quiso recibirlos, pues el milagro lo había realizado Dios.

El general se retiró a su casa, pero el siervo de Eliseo, Giezii, codició los objetos, y a escondidas del profeta, fue a buscar a Naamán. Cuando lo encontró, mintió diciendo que Eliseo lo había enviado para buscar algunos regalos. El general, gustoso, se los dio y Giezi fue a esconderlos para no verse descubierto por el profeta.

Dios le reveló a Eliseo lo que su siervo había hecho y, cuando Giezi regresó, el profeta lo reprendió por su codicia y, en el momento, la lepra que se había quitado del cuerpo de Naamán, le apareció a él.

Oración: Querido Padre, ayúdame a desechar la codicia.

Actividad: Cuando vayas al súper y pases por la juguetería, observa los juguetes sin codiciarlos.


Devoción Matutina: Conozco y cuido mi cuerpo
Victoria Balboa Cano