Mi Recurso Adventista

«Me libró de todos mis temores»

03 de noviembre | Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados

«Vengan, hablemos de las grandezas del Señor; exaltemos juntos su nombre. Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores» (Salmo 34: 3, 4, NTV).

Se le atribuye a Franklin D. Roosevelt haber dicho que «a lo único que hay que temerle es al miedo mismo». De acuerdo con el Diccionario de la lengua española, uno de los significados de la palabra «miedo» es «angustia por un riesgo o daño real o imaginario».

El Dr. Karl Albrecht ha identificado los cinco miedos que todos tenemos. Le tenemos miedo a morir, a perder una parte de nuestro cuerpo, a estar en situaciones que no podemos controlar, a convertirnos en una persona no deseada y a la muerte de nuestro ego. ¡Todos tenemos miedo! De paso, miedo fue lo primero que sintió el ser humano tras la entrada del pecado a nuestro mundo (Génesis 3: 10).

Ahora bien, en lugar de ser una fuerza paralizadora, un obstáculo que nos impide despegar y avanzar, el miedo puede convertirse en un factor clave de nuestro éxito en cualquier ámbito de nuestra vida. ¿Por qué? Porque el miedo nos hace conscientes de lo débiles que somos y esa consciencia puede impulsarnos a buscar al único que es genuinamente fuerte: Dios.
Ante la inmensidad de la tarea que tuvieron por delante, hombres como Moisés, Elías o Ezequiel, verdaderos gigantes de la fe, abrigaron miedos con respecto a sus respectivas tareas, y el Señor mismo le dijo a cada uno de ellos: «No le tengas miedo» (Números 21: 34; 2 Reyes 1: 15; Ezequiel 2: 6).

¿A qué le tienes miedo? ¿Cuáles son las cosas que atemorizan tu vida? Ven y preséntalas ante tu Dios; exprésale con toda confianza cuáles son tus temores. Si lo haces, de acuerdo con el Salmo 34, un salmo que David escribió para expresar su gratitud a Dios por haberlo librado de sus angustias, esto es lo que pasará en tu vida: «Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores» (versículo 4, NTV).

Más adelante afirma que Dios «lo libró de todas sus angustias» (versículo 6). Dios le quitó al salmista las angustias y los temores, ese malvado binomio que se ha aferrado a nuestra vida como una enredadera desde la entrada del pecado a este mundo. Y hoy el Señor quiere hacer lo mismo contigo y conmigo. Ahora es el momento para que el Señor comience a echar fuera ese miedo mortal que te hace perder lo que es inmortal.


Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados
J. Vladimir Polanco