Mi Recurso Adventista

Manasés

06 de septiembre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso. […] Pero cuando se halló en aflicción invocó al Señor su Dios, y se humilló profundamente ante el Dios de sus antepasados» (2 Crónicas 33:10, 12).

Manasés, el hijo de Ezequías, empezó a reinar cuando tenía doce años. A pesar de que su padre había sido fiel a Dios, él fue el rey que más profanó el templo, favoreció la idolatría y persiguió a los sacerdotes y profetas que querían seguir la voluntad de Dios.

Manasés, fue el que más años reinó: cincuenta y cinco años. Él fomentó la adoración a las estrellas e instituyó encantadores y adivinos. Por toda esa idolatría, Dios se comunicó con su pueblo para advertirle de lo que iba a suceder mediante tres ejemplos.

En primer lugar, Dios anticipó la caída de Judá comparándolo con un fuerte ruido. Dios anticipó que lo que iba a ocurrir sería tan malo que a las personas les iban a doler los oídos solo por escucharlo. En segundo lugar, Dios destacó cómo fue tratada y juzgada Samaría (en el reino del norte) en los días del rey Acab. Así le pasaría a Judá, sería llevada al cautiverio y sus ciudades destruidas. Por último, ilustra a Judá con un plato muy sucio que se friega fuertemente y luego se pone boca abajo; para decir que Judá quedaría desolada (lee 2 Reyes 21:12-13).

Así como lo dijo Dios, así ocurrió. El ejército tomó cautivo a Manasés y lo llevó a Babilonia. Entonces el rey Manasés oró a Dios en busca de ayuda y misericordia, y se arrepintió de todo el mal que había hecho. Maravillosamente, Dios atendió su oración, lo perdonó, lo libertó, le permitió regresar a Jerusalén y reparar gran parte del daño que él mismo había iniciado (lee 2 Crónicas 33:13-16). ¿No te parece increíble?

Si alguna vez has pensado que Dios no te puede perdonar, si te has avergonzado de tus errores, si piensas que Dios no escuchará tu oración, recuerda la enorme gracia que Dios manifestó con Manasés. Si Dios lo perdonó a él, puede perdonarte cualquier error o debilidad a ti también.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo