Mi Recurso Adventista

Los primeros pasos peligrosos

05 de septiembre | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Hebreos 3:12.

Cuando el Redentor del mundo anduvo entre los hombres, muchos que se identificaban con él como discípulos suyos, con el tiempo lo dejaron para convertirse en sus peores enemigos. El Salvador probó su fe, y desarrolló el verdadero carácter de los creyentes más fervorosos aplicando las verdades espirituales a sus corazones… {AFC 252.4}

Debían ser como Cristo, humildes y mansos de corazón, abnegados, desinteresados; debían andar en el camino estrecho recorrido por el Hombre del Calvario, si querían participar en el don de la vida y la gloria del cielo. Pero la prueba fue demasiado grande. No anduvieron más con él. No podían soportar sus dichos, ni tampoco comprendían la naturaleza de la verdad que enseñaba… {AFC 252.5}

La obra de apostasía comienza con alguna rebelión secreta del corazón contra los requerimientos de la ley de Dios. Se fomentan y complacen deseos impíos y ambiciones ilícitas y, como resultado, la incredulidad y las tinieblas separan al alma de Dios. Si no vencemos estos males, ellos nos vencerán. Hombres que han recorrido los caminos de la verdad durante largo tiempo serán probados con tentaciones y pruebas. Los que escuchan las sugestiones de Satanás, y se apartan de su integridad, inician la senda descendente, y alguna tentación imperiosa apresura su avance en el camino de la apostasía, hasta que su descenso se hace evidente y rápido… {AFC 252.6}

Debemos estar constantemente en guardia, y velar y orar para no caer en tentación. La complacencia del orgullo espiritual, de los deseos profanos, de los pensamientos concupiscentes, de cualquier cosa que nos aleje de una asociación íntima y santa con Jesús, pone en peligro nuestra alma… Si la idea de la apostasía os resulta penosa… creed en el que “es poderoso para guardaros sin caída”. Judas 24.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1888. {AFC 253.1}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle 
Ellen G. White