Mi Recurso Adventista

Los higos buenos y los malos

20 de septiembre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó desterrado a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, junto con los jefes de Judá y los artesanos y los cerrajeros, el Señor me hizo ver dos canastas de higos colocadas delante del templo» (Jeremías 24:1).

Jeremías fue testigo de la invasión de Babilonia y quedó muy impresionado. Estaba tan frustrado que Dios quiso confortarlo con una ilustración de dos cestas de higos. En la primera cesta, había higos muy buenos, mientras que en la segunda los higos eran tan malos que era imposible comerlos. Dios le indicó al profeta que la cesta con higos buenos representaba a las personas que estuvieron dispuestas a aceptar la disciplina divina y sin poner resistencia se dejaron conducir a Babilonia. Por otra parte, la cesta con higos malos representaba a las personas que guerrearon para defender su ciudad, y que habían procurado establecer alianzas con otras naciones con el afán de evitar el exilio.

El Señor quería que Jeremías comprendiera que, en medio de la adversidad, había algo bueno. Dios vio una oportunidad para que, en Babilonia, muchos del pueblo volvieran a pensar y creer en él, algo que no hubiera ocurrido si se hubieran quedado en su propia tierra. Por eso, Dios dijo que los hijos de estos cautivos de Babilona regresarían con una nueva actitud, una nueva fe y una esperanza renovada en cuanto a la venida del Mesías. Además, le dijo esta bella promesa que sin duda confortó al profeta: «Los tendré bajo mi protección y los haré regresar a este país. Aquí los haré prosperar, y no los volveré a destruir; los plantaré, y no los volveré a arrancar. Les daré entendimiento para que reconozcan que yo soy el Señor, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón» (Jeremías 24: 6, 7).

Las personas que regresarían a Jerusalén no serían perfectas, pero confiarían en Dios. El exilio en Babilonia sería una nueva oportunidad para el pueblo de ser especial con una misión única: recibir al Salvador del mundo y compartir esa noticia. Hoy Dios te ofrece renovar tu corazón, ¿estás dispuesto a confiar en Dios?


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo