Mi Recurso Adventista

La intervención de Dios en la historia

20 de noviembre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Levantaos y bendecid a Jehová, vuestro Dios: «Desde la eternidad y hasta la eternidad sea bendecido tu nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza»» (Nehemías 9: 5).

Después de leer la ley de Dios, el pueblo experimentó un reavivamiento de su fe. La clave para un reavivamiento sigue siendo la misma hoy; consiste en orar, leer la Biblia, confesar los pecados, separarse de ellos y unirse a Cristo. Pero el pueblo fue un paso más allá: firmó un documento como evidencia externa y recordativo de su decisión (lee Nehemías 9: 38).

Gran parte del capítulo 9 de Nehemías tiene la estructura de un salmo, es decir, es una reflexión presentada como canto o poesía (lee Nehemías 9: 38). Esdras presenta dos grandes verdades al principio de este poema: la grandeza de Dios como Creador de los cielos, la tierra, los mares y sus criaturas, incluyendo los ejércitos de los cielos; y cómo trató Dios a Abraham.

En cuanto a Abraham, Esdras recuerda que él también se lo debía todo a Dios:

  • Dios lo escogió.
  • Dios lo sacó de Ur de los caldeos.
  • Dios le puso nombre.
  • Dios estableció un pacto con él.

Dios no llamó a Abraham porque fuera el personaje más obediente de la tierra, tampoco porque hubiera tenido la iniciativa de buscar a Dios o algunas aptitudes particulares que lo hicieran diferente a los demás. Su llamamiento y salvación, de principio a fin, fue obra de Dios. Y así como ocurrió con él sucede con nosotros.

A continuación, ·muestra cómo Dios fue fiel al pacto a pesar de que el pueblo de Israel siempre se apartaba de él. Además, destaca la misericordia del Señor y cómo conocer la historia y ver la mano de Dios actuando poderosamente en el pasado nos anima a proseguir adelante.

¿Recuerdas qué ha hecho Dios por ti? Escríbelo, así recordarás la fidelidad de Dios hacia ti, y te animará a seguir siendo fiel.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo