Mi Recurso Adventista

La gloria del nuevo templo

31 de octubre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Tal como se lo prometí cuando salieron de Egipto, mi espíritu les acompaña. No tengan miedo» (Hageo 2: 5).

A pesar de la oposición, al fin llegó el día en que se terminó la reconstrucción del templo. Esta era la tarea primordial por la cual Dios había permitido que este grupo de personas llegara a Jerusalén. Debían restaurar la verdadera adoración para dar testimonio a las naciones vecinas. Sin embargo, este templo no se comparaba al esplendor del templo anterior, edificado por Salomón. Por esta razón, muchas personas se lamentaron cuando lo vieron terminado. El profeta Hageo le dijo a este grupo de personas desanimadas: «¿No les parece que no vale nada comparado con aquel otro?» (Hageo 2:3). Efectivamente, el templo anterior era más bello, más grande y los materiales que lo componían eran superiores; pero el profeta Hageo los animó, les pidió que cobraran ánimo porque algo mejor ocurriría en ese templo.

Lo importante de este templo no serían los materiales o el esplendor; tampoco los ritos, sino la transformación de la manera de vivir de las personas, la adoración sincera a Dios por el regalo de la salvación. Este templo sería de mayor relevancia porque Jesús iba a estar presente cuando viniera a la tierra a cumplir su misión.

El profeta Hageo lo dice con estas palabras: «Haré temblar a todas las naciones; vendrá el Deseado de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Hageo 2: 7, RV95). Y el profeta añade que la presencia de Jesús daría paz: «Este segundo templo será más hermoso que el primero. Entonces haré que haya paz en este lugar. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo» (Hageo 2: 9).

De tal manera, que la importancia de este segundo templo no dependía de la belleza exterior, sino de lo que iba a suceder en el corazón de los adoradores. Lo mismo ocurre hoy en cualquier lugar dedicado a la adoración a Dios. El vacío del corazón de cada persona solo puede ser satisfecho al recibir al «Deseado de todas las naciones», es decir, a Jesús. Él es el único que puede salvarnos y darnos paz.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo