Mi Recurso Adventista

El rol de la incertidumbre

22 de marzo | Devoción matutina: Sin miedos ni cadenas

«El Señor le había dicho a Abram: “Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré”» (Gén. 12:1, NTV).

Recientemente, hablaba con una amiga que es soltera y que por años ha esperado finalmete a un compañero par la vida. «Sería mucho más fácil si Dios me dijera» que nunca me voy a casa», me dijo. «Dolería menos que esta incertidumbre». Entiendo lo que siente. La esperanza muchas veces duele, mientras que el cinismo adormece el corazón, para que deje de creer que hay que mantenerse abierto, humilde y vulnerable. Así que no le dije mucho; no la atiborré de consejos simplistas, que no sirven para nada; solo la abracé y le dije que la quería.

A veces pareciera que Dios nos da información acerca de nuestro futuro con un cuentagotas. ¿Para qué tanta incertidumbre? ¿No sería más eficiente que Dios nos diera un itinerario detallado para la vida? John Barry, el autor y fundador de la organización Jesus’s Economy [La economía de Jesús], cree que la incertidumbre cumple una función importante en el camino cristiano. En su artículo «How God Uses Pain to Help Us Grow» [Cómo usa Dios el dolor para ayudarnos a crecer], dice: «Si miras atrás, a la vida de los profetas -desde Moisés, hasta Elías y Jonás-, está claro que sus vidas a menudo transcurrieron en la incertidumbre. Dios los guio a lugares desconocidos, desde desiertos, hasta cimas de montañas y ciudades extranjeras, pero estuvo con ellos a cada paso del camino. Dios les dio [.] la provisión que necesitaban. Los profetas debían crecer y aprender. Y en la incertidumbre, Dios hizo que eso sucediera». En la incertidumbre, Dios hizo que el crecimiento y el aprendizaje sucedieran.

Creemos que, si sabemos más, seremos más felices. Sin embargo, Dios sabe perfectamente bien que esto no es verdad. Nuestro corazón, adicto como es al control, dice: «Muéstrame y te seguiré». Dios, en cambio, dice: «Sígueme y te mostraré». Dios usa la incertidumbre para despegar nuestros dedos acalambrados del volante, para recordarnos nuestra completa dependencia de él.

Abraham, José y David enfrentaron períodos de gran incertidumbre, aun habiendo aceptado el llamado de Dios. Paradójicamente, a medida que cedían más el control, más paz encontraban. Ellos se sometieron a una vida de incertidumbre con una única certeza: la presencia de Dios. Y descubrieron que era más que suficiente.

Señor, ayúdame a aceptar los períodos de incertidumbre de mi vida como una oportunidad para crecer y aprender. Tú eres la única certeza eterna. Quiero estar en tu presencia y que llenes mi corazón de paz.

Devoción Matutina: Sin miedos ni cadenas
Vanessa Pizzuta