Mi Recurso Adventista

El gorrión sacrificado

18 de octubre | Devoción matutina: Hija mía, no tengas miedo

«Hasta los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo, pues ustedes valen más que muchos pajarillos». Lucas 12: 7, NBV

En noviembre de 2005, Leeuwarden, Holanda, se preparaba para dejar constancia por televisión de un récord mundial por segundo año consecutivo: una cadena armada con piezas de dominó. Invirtieron más de un mes y cuatro millones de piezas en la labor, cuando repentinamente un gorrión entró por una ventana del local, poco antes de la emisión del programa. Todos los presentes quedaron enmudecidos y paralizados viendo cómo el pajarito se paseaba sobre la inestable obra de arte. El gorrioncillo se posó sobre el castillo, y más de 23 mil piezas de dominó fueran derribadas. La ira se desbordó y uno de los participantes en el evento mató al ave. La muerte del gorrión provocó protestas. Finalmente, el gobierno holandés multó a quien había disparado, el ave fue congelada para la investigación judicial, le realizaron un funeral televisado, fue considerada mártir, recibió un puesto en el Museo Natural de Rotterdam, y hay una página en Internet para dejarle condolencias.

Si la muerte de un gorrión motivó tales sentimientos, cuánta más ternura despierta en su Creador el sufrimiento de un alma humana. Si el ser humano es capaz de mostrar tanto pesar por un pájaro muerto, cuánto más puede hacer Dios por una hija que sufre. Aunque olvidada por tus amigos y familiares, postrada en cama, desempleada, deprimida, ignorada, discriminada o abusada, Dios jamás se olvidará de ti. Vales más que muchos gorriones. Dios conoce tus necesidades y se ocupa de lo más insignificante de tu vida; de hecho, mantiene al día hasta cuántos cabellos tienes.

Hoy sabemos mucho sobre el cabello. Un análisis del cabello puede determinar deficiencias de minerales en el organismo, y detectar problemas de salud. Una persona tiene un promedio de 130,000 cabellos, y se caen de 50 a 100 cabellos cada día. El cabello crece unos 18 centímetros en un año; crece a diario, pero más de prisa durante la noche. Un desequilibrio hormonal aumenta la pérdida de cabello.

No es sorprendente que Dios, quien creó tu cabello, mantenga un control diario de lo que le ocurre. Si Dios cuenta tus cabellos, con cuánto mayor cuidado se ocupa de lo demás. También cuenta tus suspiros, tus lágrimas, tus alegrías, tus tristezas y sueños sin cumplir. Lleva un registro de tus noches sin dormir, tus preocupaciones, tus días de trabajo mal pagados. Lleva cuenta de todas tus pérdidas, y un día te las recompensará. El tiene el control de todo, y te promete: «Ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá» (Hechos 27: 34).

¡Gracias, divino Contador!


Devoción Matutina: Hija mía, no tengas miedo
Arsenia Fernández-Uckele