Mi Recurso Adventista

«El alma generosa será prosperada»

26 de octubre | Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados

«Hay quienes reparten y les es añadido más […]. El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros será también saciado» (Proverbios 11: 24-25).

Es alucinante cuando los diarios y noticieros sacan a relucir las fortunas de los famosos. Nos deslumbran las colecciones de automóviles que tienen los deportistas; las grandes mansiones donde viven los multimillonarios dueños y directivos de grandes empresas; las colecciones de joyas de las estrellas de Hollywood… Pero Sadio Mané, el astro del Liverpool, uno de los delanteros más aclamados del fútbol europeo, planteó una pregunta en la que valdría la pena reflexionar: «¿Para qué querría diez Ferraris, veinte relojes de diamantes o dos aviones?
¿Qué harán esas cosas por mí y por el mundo?».

Este futbolista nacido en Senegal, que gana más de siete millones de dólares al año, ha decidido usar su fortuna de otra manera. Mané es conocido como el futbolista que prefiere construir hospitales y escuelas en lugar de abarrotar su cochera de suntuosos automóviles o lucir en su muñeca los relojes más caros del mundo. «No necesito autos ni casas de lujo, grandes viajes ni mucho menos aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado», dijo en el programa de televisión senegalés “Talentos de África”».

Salomón, que en su tiempo poseía una riqueza que superaba la de cualquier otro rey sobre la tierra, declaró: «El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros será también saciado» (Proverbios 11: 25). Literalmente el texto hace referencia a una «persona de bendición»; a alguien que está dispuesto a contribuir con la prosperidad de los demás. Esa generosidad o bendición tiene que ver tanto con lo material como con lo espiritual. «Saciar» literalmente significa dar un vaso de agua. Si eso es lo que tienes, pues serás bendición si lo compartes con alguien que tiene sed.

El mayor acto de generosidad es convertirnos en bendición para otros, y lo hacemos cuando compartimos con los demás las bendiciones espirituales y materiales que el Señor generosamente nos da. Pablo asegura que «el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará» (2 Corintios 9: 6).

Siguiendo el ejemplo de Sadio Mané, hemos de compartir lo que Dios nos ha dado. Hay promesas hermosas para los que deciden acumular menos y bendecir más. Dios nos asegura que seremos prosperados y que seremos saciados. El Señor derramará sobre nosotros un torrente de bendiciones.


Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados
J. Vladimir Polanco