Mi Recurso Adventista

Dirigidas a mí personalmente

01 de octubre | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes. Salmos 40:17.

Que no os desanime vuestra gran necesidad. El Salvador de los pecadores, el Amigo de los que no tienen amigo, con una compasión infinitamente mayor de la que tiene una madre tierna por un hijo amado y afligido, nos invita: “Mirad a mí y sed salvos”. Isaías 45:22. “Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5… {AFC 278.4}

Existe el peligro de no hacer un asunto personal de las enseñanzas de Cristo, de no recibirlas como si se nos dirigieran personalmente. Jesús se dirige a mí en sus palabras de instrucción. Puedo apropiarme de sus méritos, su muerte, su sangre purificadora, tan plenamente como si no hubiera otro pecador en el mundo por quien hubiera muerto Cristo… {AFC 279.1}

Para todos hay esfuerzos, conflictos y abnegación. Nadie escapará de ellos. Debemos recorrer la senda que Jesús recorrió; puede significar lágrimas, pruebas, privaciones, pesar por el pecado, o procurar el dominio de los deseos depravados, del carácter desequilibrado y del temperamento violento. Se requiere un esfuerzo decidido para presentarnos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Comprende a todo el ser. No hay lugar en la mente donde Satanás pueda dominar y realizar sus designios. El yo debe ser crucificado. Hay que realizar una consagración, una sumisión y un sacrificio tan intensos como si se quitara la sangre del corazón.—The Review and Herald, 22 de julio de 1884. {AFC 279.2}

¿Os apenaría ser abofeteados, despreciados, escarnecidos y calumniados por el mundo? No debería apenaros, porque Jesús nos dijo lo que ocurriría. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”. Juan 15:18.—Ibid. {AFC 279.3}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle 
Ellen G. White