Mi Recurso Adventista

Dios siempre está pendiente

21 de febrero | Devoción Matutina: Así es Dios: Retratos de la gracia y el amor divinos

«Hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No teman, pues; ustedes valen más que muchos pajarillos.» (Lucas 12:7)

Se estima que el número de folículos pilosos, es decir, de estructuras de la piel que producen vello en el cuerpo de un adulto, es de alrededor de 5 millones, de los cuales apenas unos 100.000 se encuentran en el cuero cabelludo.

Cada cabello de nuestra cabeza surge a partir de un folículo y crece de tres a cinco años, tras los cuales se cae y el folículo descansa unos tres meses antes de empezar a producir otro cabello. Como puedes ver, no es nada fácil seguirle la pista a la cantidad de cabello que tenemos en nuestra cabeza; entre otras razones, porque es un número siempre cambiante.

El retrato de Dios que ves en el texto de hoy, que afirma que el Señor sabe hasta cuántos cabellos hay en tu cabeza, te hace saber claramente que él se da cuenta de todo lo que sucede en tu vida, desde lo obvio hasta lo que para ti mismo es oculto; y te confirma que él nunca se olvida de ti.

La relación de Dios con su creación es tan íntima y personal que él está al tanto incluso del más mínimo detalle. No existe situación o cambio que él no vea. Al decir que Dios tiene los cabellos de nuestra cabeza contados, Jesús nos está confirmando que el Padre nunca nos abandona.

Dios no es un padre irresponsable que tuvo hijos, se fue y volvió cuando ya eran grandes; él está todos los días con nosotros, hasta el fin del mundo (lee Mateo 28:20). Él ve nuestro desarrollo, advierte los cambios que experimentamos, por sencillos que sean, y nos acompaña en cada proceso de nuestra vida, incluidos los desiertos que atravesamos en la experiencia cristiana.

Esto es algo que Dios hace con toda su creación, desde el sencillo pajarillo que se posa en una rama hasta los seres humanos, que somos la corona de su obra creada. Dios es alguien que jamás te dirá: “¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Qué cambiado estás!”, porque en todo momento está pendiente de ti. Tener un Dios así debe librarnos de la ansiedad y el temor.
Aun cuando vivamos rodeados de peligros, no hemos de vivir con miedo ni ansiedad, porque Dios está con nosotros.

No cae un pajarillo al suelo sin que él lo note; no nace un simple cabello en tu cabeza sin que Dios se dé cuenta. Te conoce tan íntimamente, está tan pendiente de todo lo tuyo, que nunca se olvida de ti.


Devoción Matutina: Así es Dios: Retratos de la gracia y el amor divinos
Roberto Herrera