Mi Recurso Adventista

Dios habla con nosotras

14 de enero | Devoción matutina: Virtuosa

«Cuando oramos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.» Agustín de Hipona

Un estudio realizado en los Países Bajos con mujeres adultas analfabetas demostró que aprender a leer y escribir produce grandes efectos en la estructura cerebral.6 Anteriormente ya se había demostrado que aprender a leer modifica la corteza del cerebro —es decir, su zona más superficial—, pero esta investigación, que se publicó en la revista Science Advances el 24 de mayo de 2017, demostró que también zonas internas como el tálamo y el tronco encefálico sufren cambios en el proceso de aprendizaje de la lectura.

Para realizar su investigación, estos científicos psicolingüistas trabajaron con mujeres de la India —país en el que un tercio de la población es analfabeta—, todas ellas de unos treinta años de edad. Varios meses después observaron con resonancias magnéticas no solo los cambios en la corteza cerebral sino también en las estructuras más profundas del cerebro, donde se producía la reorganización de la nueva información. “Creemos que los sistemas cerebrales mejoran a medida que los estudiantes se vuelven más y más competentes en la lectura”, explica uno de los neurocientíficos que llevaron a cabo el estudio.

Esta investigación es reveladora para nosotras en dos aspectos fundamentales de la vida. El primero es que necesitamos entender cuán flexible es el cerebro adulto, para alejar de nuestro vocabulario para siempre expresiones como: “Es que soy así, y así tienen que aceptarme”, o “Nunca cambiarás, eres incorregible”.

Mentira, podemos cambiar, podemos mejorar, podemos incluso alterar la estructura de nuestro cerebro mediante actividades idóneas para ello. El segundo, y más importante: Dios nos ha dejado un Libro, una herramienta perfecta con la que, cada día, ir moldeando nuestro cerebro, nuestra personalidad, nuestra manera de entender el mundo y de relacionarnos.

No sé qué estarás pensando tú, pero para mí, qué privilegio tan grande es saber que, leyendo la Biblia hasta volverme competente en ello, puedo matar varios pájaros de un tiro: dar a mi cerebro una actividad que le hará muchísimo bien; dar a mis emociones un material que las ayudarán a estar controladas; dar a mis valores una dimensión y una profundidad que no puedo encontrar en ninguna otra fuente; y dar a mi vida una esperanza, un propósito, un norte y una guía. Más no se puede pedir.

La Palabra de Dios tiene vida y poder. […] Penetra […] hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12).

6 https://timesofindia.indiatimes.com/india/learning-to-read-as-adult-changes-brain-study/articleshow/59151960.cms [consultado en abril de 2023].


Devoción Matutina: Virtuosa
Mónica Díaz