Mi Recurso Adventista

Débora

23 de junio | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Entonces Débora le dijo a Barac: «¡Adelante, que ahora es cuando el Señor va a entregar en tus manos a Sisara! ¡Ya el Señor va al frente de tus soldados!»» (Jueces 4:14)

De entre todos los jueces que se mencionan en este libro, solo Débora juzgaba debajo de una palmera y los israelitas acudían a ella «para resolver sus pleitos» (Jueces 4: 5). Ella junto a Barac trabajaron como un equipo para conseguir la libertad de Israel, pues habían estado oprimidos durante veinte años. Como en ocasiones anteriores, Dios dispuso la estrategia y proveyó las armas. A Israel le correspondía confiar.

¿Cuál fue la estrategia? Atraer al enemigo al arroyo de Cisón. En una época en que no llovía, resultaba improbable que ese sitio representara un peligro para la tropa de Sisara. Él estaba confiado en sus novecientos carros de hierro. ¿Cómo los vencieron? Dios intervino de manera inesperada. La tierra tembló, posteriormente cayó una lluvia torrencial (lee Josué 5:4, 5, 21) que hizo que el cauce del río llegara al límite, lo que provocó que los carros de guerra del ejército enemigo se atascaran en el lodo. Tan drástico fue el desenlace para el enemigo, que el mismo Sisara quedó solo, sin armas y con su carro atascado, así que tuvo que descender de su propio carro y huir a pie. Finalmente, una mujer llamada Jael acabó con su vida (lee Jueces 4:15, 21).

Este episodio de la vida de Israel nos recuerda que Dios puede usar tanto a hombres como a mujeres para cumplir sus propósitos. Nos muestra a una mujer valiente, emprendedora, sabia y amiga de Dios (Débora). Su presencia era capaz de influir valor en todo un ejército. Por otra parte, Dios puede usar lo que él mismo creó para combatir a favor de su pueblo (la lluvia). Por último, recuerda que no importa quién sea el enemigo del pueblo de Dios y cuán armado o bien preparado pueda estar, es insuficiente cuando Dios está de nuestro lado. El apóstol Pablo nos recuerda una bella promesa de la seguridad que tenemos en Dios cuando él nos acompaña: «¿Qué más podremos decir? ¡Que, si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros!» (Romanos 8: 31)


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo