Mi Recurso Adventista

Amram y Jocabed

05 de marzo | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Al abrir el canastillo y ver que allí dentro había un niño llorando, la hija del faraón sintió compasión de él y dijo: «Este es un niño hebreo»» (Éxodo 2:6).

Amram y Jocabed eran los padres de Moisés. Cuando nacieron sus hermanos María y Aarón las circunstancias eran más favorables, pero cuando nació Moisés, sus padres temieron que acabaran con su vida. Por eso, lo escondieron durante tres meses (lee Hebreos 11: 23), pero su madre tuvo la idea de colocar a su hijo en una canastilla que ella misma fabricó y echarla al río. Quedó perfecta, de tal manera que el agua no la penetraba. ¿Te puedes imaginar su tristeza al colocar la canasta en el río? Pensó que nunca volvería a ver a su hijo. Por otra parte, imagínate a María, la hermana de Moisés. Ella se escondía tras un arbusto y luego detrás de otro conforme la corriente hacía avanzar la canastilla. Lo hacía con mucho disimulo, no quería llamar la atención y despertar alguna sospecha. Finalmente, la hija del faraón vio la canastilla, la abrió y se encontró con la sorpresa del bebé. Sin perder tiempo, María acudió y sin decir quién era, ofreció los servicios de Jocabed para que criara al bebé. Desde luego, nada de esto fue casual, Dios dirigió los pensamientos de Amram y Jocabed para arriesgarse a colocar la canastilla en el río; le dio inteligencia a María para sugerirle a la princesa qué hacer; y condujo los pasos de la princesa al lugar exacto justo en el momento en que la canastilla pasaría.

Así fue como Jocabed pudo llevarse de nuevo a casa a su bebé sin peligro de que se lo quitaran. Aprovechó cada instante para enseñarle a Moisés el amor de Dios, a qué pueblo pertenecía y cuál era la esperanza que compartían: salir de Egipto para heredar Canaán. Moisés aprendió bien las enseñanzas de su madre, de tal manera que cuando acudió a la escuela de los príncipes de Egipto y los maestros le enseñaron acerca de los múltiples dioses egipcios, no pudieron borrar las enseñanzas que ella le había transmitido. Dios, la familia y la escuela prepararon a Moisés para los mayores desafíos de su vida.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo