Mi Recurso Adventista

De piedras brutas a cristales

13 de enero | Devoción Matutina: El fascinante laboratorio De Dios

«Ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento.» (Santiago 1:3)

¿PUEDES CREER QUE INCLUSO DE LAS PIEDRAS PUEDEN NACER bellezas inesperadas?

Para comprobarlo, necesitarás siete piedras medianas, de las que se utilizan en construcción (grava), y vinagre de manzana. Colócalas en un vaso y añade el vinagre hasta cubrirlas por completo. Deja reposar la mezcla durante 24 horas. Luego, retira del vaso seis piedras y deja solamente una en la mezcla, en reposo total durante 30 días (hasta el 12/2). Al final de este período, te darás cuenta de que el vinagre se ha evaporado y han aparecido hermosos cristales en la piedra que estaba en el fondo del vaso.

No podrás ver el resultado de este experimento hoy.

El vinagre es una sustancia ácida y corroe las piedras. Las sales disueltas, procedentes de las piedras retiradas, se agrupan y, con la evaporación total del líquido, forman cristales en la superficie de la piedra restante.

Muchas veces, podemos sentirnos como la piedra de este experimento. Todo a nuestro alrededor parece triste y sin esperanza; sin embargo, si permanecemos firmes en Cristo y confiamos en su dirección, al final de este período de aparente soledad y prueba, saldremos totalmente transformados. Así como de la piedra de nuestro experimento surgen hermosos cristales, el versículo de hoy revela que las pruebas pueden producir virtudes en nuestras vidas.

¿Estás triste? Al mirarte al espejo, ¿ves solo una roca sin belleza y sin valor? Debes saber que Dios es experto en usar las circunstancias y el ambiente que nos rodea para transformarnos en hermosos cristales que reflejen su amor y su gloria.

Nunca olvides que hay un Padre en el cielo que puede transformar la tristeza en alegría. Permite que Dios obre en tu vida, revistiéndola con los más bellos cristales de su gloria.


Devoción Matutina: El fascinante laboratorio de Dios
Mayara Lustosa y Rodrigo Barbosa