Mi Recurso Adventista

El Dios que se goza en salvarte

12 de enero | Devoción Matutina: Así es Dios: Retratos de la gracia y el amor divinos

«Les digo: ‘Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento’.» (Lucas 15:7).

Ese día me encontré con un hermano de iglesia cuyo hijo había muerto en un accidente de tránsito. No sé qué fue más impactante para mí, si pensar en la irreparable pérdida de esa vida o si haber escuchado al padre decir: “Creo, pastor, que Dios está enojado conmigo y con mi familia; tal vez es porque últimamente no he estado bien espiritualmente”.

En los tiempos de Jesús, los dirigentes religiosos enseñaban que había gozo en el cielo cuando el malo era destruido o cuando al pecador le iba mal. De esa manera presentaban a Dios como un tirano que solo ama a las personas que le son fieles.

Pero Jesús vino a corregir esos errores, mostrando el verdadero carácter de Dios. Y lo que Cristo dijo en el texto de hoy deja muy claro que lo que el Cielo celebra es la salvación del pecador, y no su destrucción. Lo que hace que Dios festeje es que uno de sus hijos descarriados decida retomar el camino y reencontrarse con él. ¡Qué gran gozo es ese! ¿Te gozas tú también por eso?

Todavía hoy Satanás logra engañar a muchos, haciéndonos creer que las cosas negativas que nos pasan en la vida se deben al castigo de Dios por nuestros pecados; pero el ejemplo de Job demuestra que no es así. El enemigo nos hace creer que una vida de pecado nos descalifica para recibir el favor y la gracia de Dios, y por eso nos cuesta sentir gozo por el pecador que se arrepiente, o aceptar que el Cielo se goza por nuestro propio arrepentimiento.

Aceptémoslo de una vez y para siempre: Dios odia el pecado, pero al mismo tiempo ama al pecador. Reproduzcamos esta fórmula en nuestra relación con nuestros hermanos, y aceptemos en nuestra propia vida este aspecto tan importante del carácter de Dios. El arrepentimiento es una obra de Dios en nosotros, y es la entrada a un enorme gozo para nosotros también, por haber sido salvados.

Me hace profundamente feliz el hecho de saber que Dios no se alegra de mi mal, sino que se goza de mi restauración. Por eso estoy seguro de que hará todo cuanto pueda para que esa restauración se complete en mí. De esa forma produciré en su corazón más gozo que el que pueden producirle 99 justos; y yo mismo rebosaré de gozo. ¡Nada mal! ¿Qué te parece?


Devoción Matutina: Así es Dios: Retratos de la gracia y el amor divinos
Roberto Herrera