Mi Recurso Adventista

Corazón de hielo

10 de enero | Devoción Matutina: El fascinante laboratorio De Dios

«Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros.» (Marcos 9:50).

SAL, AZÚCAR, PIMIENTA. ¿CUÁL DE ELLOS ganaría en una carrera de derretimiento del hielo? Verás que el cubito de hielo al que le pusiste sal se derretirá más rápido, ya que la temperatura de fusión disminuye cuando se arroja sal sobre el hielo.

¿Recuerdas tus clases de ciencias? La fusión es el paso del estado sólido al líquido. Y es por esa razón que se echan grandes cantidades de sal en las calles para derretir el hielo en los países donde hace mucho frío y cae nieve.

Es posible que hayas oído la expresión «corazón de hielo», utilizada generalmente para personas que no muestran compasión. Es un hecho que nacemos «en pecado»; sin embargo, también es cierto que, a menudo, las personas se convierten en lo que son debido al entorno en el que han sido criadas. La ausencia de los padres o de un modelo a seguir, las agresiones físicas o psicológicas, y los abusos de todo tipo, pueden llevar a las personas a ser menos compasivas.

Cristo dijo que somos la «sal de la tierra». Con ello, podemos entender que nuestra función es, también, la de DERRETIR LOS CORAZONES de hielo y llevarles el mismo mensaje que un día dio alivio y llenó de esperanza nuestro

propio corazón. Por eso, no menosprecies el dolor ajeno. Solo quien está sufriendo sabe dónde y cuánto duele, y lo difícil que ha sido lidiar con las cargas de su vida. Sé sal, ofreciendo amor, perdón y compasión.

Tal vez tu historia también haya sido difícil hasta ahora. Tal vez hayas sufrido ausencias o estés atravesando un momento de angustia. No dejes que tu corazón se endurezca ante los obstáculos. Pídele a Dios que él sea la sal en tu vida, para que te transforme en sal en la vida de quienes te rodean.

«USTEDES SON LA SAL DE ESTE MUNDO» (MATEO 5: 13).

Pon tres cubitos de hielo en un plato. A continuación, pon azúcar sobre un cubito, sal sobre el otro y pimienta molida sobre el último. Observa cuál de los tres cubitos se derrite más rápido.


Devoción Matutina: El fascinante laboratorio de Dios
Mayara Lustosa y Rodrigo Barbosa