Mi Recurso Adventista

El pueblo peculiar de Dios

07 de noviembre | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente. Tito 2:11, 12.

Si queremos heredar la vida eterna, tenemos que realizar una gran obra. Debemos negar la impiedad y las concupiscencias mundanas, y vivir una vida de justicia… No hay salvación para nosotros fuera de Jesús, porque mediante la fe en él recibimos poder para ser hijos e hijas de Dios; pero no se trata de una fe pasajera, sino que es una fe que hace las obras de Cristo… La fe viva se manifiesta mostrando un espíritu de sacrificio y devoción hacia la causa de Dios. Los que la poseen están bajo el estandarte del Príncipe Emanuel, y luchan exitosamente contra los poderes de las tinieblas. Están listos para cumplir cualquier orden dada por su Capitán. Cada uno es exhortado para que sea “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12), porque debemos vivir “sobria, justa y piadosamente” en este mundo malo, exponiendo el carácter de Cristo y manifestando su espíritu… {AFC 314.4}

Los que están relacionados con Jesús están en unión con el Hacedor y Sustentador de todas las cosas. Tienen un poder que el mundo no puede darles ni quitarles. Pero mientras se les dan grandes y señalados privilegios, no deben únicamente gozarse en esas bendiciones. Como mayordomos de las múltiples gracias de Dios, deben convertirse en bendiciones para otros. Se les ha dado una gran verdad, “porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandara”. Lucas 12:48. Grandes responsabilidades descansan sobre todos los que han recibido el mensaje para este tiempo. Deben ejercer una influencia que atraerá a otros a la luz de la Palabra de Dios… Somos guardas de nuestro hermano… {AFC 315.1}

Si somos creyentes verdaderos en Jesús, reuniremos rayos de gloria y arrojaremos luz en el camino tenebroso de los que nos rodean.—The Review and Herald, 6 de marzo de 1888. {AFC 315.2}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle 
Ellen G. White