Mi Recurso Adventista

«Recordaré el gran amor del Señor»

21 de octubre | Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados

«Recordaré el gran amor del Señor, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!» (Isaías 63: 7, NVI).

¿Cómo era la vida en los campos de concentración nazis? La respuesta dependerá de a quién le hagas la pregunta. Pero dejemos que sea la polaca Gerda Weissmann Klein, que estuvo en el campo de Gross-Rosen, la que nos responda. Dice la señora Gerda que «la mayoría de las personas cree que los campos de concentración eran como fosos de serpientes; que la gente pisaba a los demás para sobrevivir. No fue así en absoluto. Había amabilidad y comprensión». Y para comprobar sus palabras nos cuenta lo que hizo Ilse, su amiga de infancia. Un día Ilse encontró una frambuesa en el campo de concentración y la guardó llevándola todo el día consigo con un solo objetivo: regalársela a su amiga Gerda. Entonces, concluye Gerda, «esos son los momentos que deseo recordar. Mucha gente se comportó noblemente bajo circunstancias inenarrables».

Nuestra naturaleza nos empuja a llenar el corazón con los recuerdos amargos de nuestras experiencias más dolorosas. Y sí, el mundo en que vivimos está lleno de razones que podrían justificar tal actitud, sin embargo, la propuesta de Gerda Weissmann Klein rebosa de sabiduría: vamos a recordar lo bueno que nos ha pasado.

Eso fue lo que hizo el profeta Isaías: «Recordaré el gran amor del Señor, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!» (Isaías 63: 7, NVI). Cuando el pesar y la tristeza quieran nublar tu alma, pon toda tu atención en «las maravillas que [el Señor] ha realizado, sus señales, y los decretos que ha emitido» (Salmo 105: 5, NVI). Este recuerdo consciente de todo lo que el Señor hace por el ser humano, marcará toda la diferencia.

Mucha razón tuvo Elena G. de White al decir: «El mundo aunque caído no es todo tristeza y miseria. En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos, y las espinas están cubiertas de rosas» (El camino a Cristo, cap. 1, p. 14). ¿Cuáles son esas acciones que demuestran que en nuestra vida todavía hay más cielo azul que nubes negras? Hoy vamos nosotros a prometerle al Señor que no nos abrumaremos por la maldad del mundo, sino que recordaremos su amor por nosotros.


Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados
J. Vladimir Polanco