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«Saltará el cojo como un ciervo»

04 de octubre | Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados

«Saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal» (Isaías 35: 6, NVI).

Hay un relato que registra una conversación entre el papa Inocencio II y el teólogo Tomás de Aquino. Según el relato, Tomás llegó a visitar al papa y lo encontró contando muchas monedas de oro y plata. El papa detuvo el conteo y le dijo: «Mira, Tomás, ya la iglesia no tiene que decir: “No tengo plata ni oro”». Entonces, el famoso teólogo medieval respondió: «Eso es cierto, pero ahora la iglesia no puede decir: «Levántate y anda”».*

En esta interesante conversación entre el papa y Tomás de Aquino se está aludiendo a la curación del cojo junto a la puerta del Templo conocida como la Hermosa. El hombre, que era cojo de nacimiento, acudía diariamente a ese lugar a fin de pedir limosna a los creyentes que acudían al Templo a los momentos de oración. Y ahí es cuando se encuentra con Pedro y con Juan, discípulos de Jesús, y Pedro le dice: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» (Hechos 3: 6).

Este hombre siempre recibía dinero, por eso se presentaba día tras a día en ese lugar, pero no era dinero lo que necesitaba. Él necesita lo que Pedro tenía: un Jesucristo poderoso que tenía la capacidad de hacer que se levantara y comenzara a caminar como no lo había hecho nunca en su vida, sin cojera, sin discapacidad. Y cuando el Señor curó al cojo, este «entró con ellos en el Templo, andando, saltando y alabando a Dios» (Hechos 3: 8).

Como el cojo o como el papa Inocencio II según el relato de hoy, muchos creemos que es el dinero el que nos da todo lo que tenemos, pero el dinero solo puede darnos lo que es barato y pasajero. Los cojos espirituales hemos de aferrarnos al Cristo que nos puede levantar y hacer que caminemos correctamente.

Si tienes el alma lisiada, esta promesa es para ti en el día de hoy: «Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá,'[…] vendrá a salvarlos”. Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo» (Isaías 35: 4-6, NVI).

En tanto que llega ese día, sigamos andando, saltando y alabando a Dios ahora.

*Ernan Norman, Jesus Only: Rediscovering the Passion of Primitive Godliness (Bloomington, Indiana: WestBow, 2011), p. 74


Devoción Matutina: Yo estoy contigo promesas bíblicas para vivir confiados
J. Vladimir Polanco