Mi Recurso Adventista

La oración modelo

12 de septiembre | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos, amén. Mateo 6:9-12.

Esta mañana oro para que el Señor me conceda su abundante gracia. Nunca comienzo un día sin recibir la evidencia especial de que el Señor Jesús es mi Ayudador, y que tengo la gracia abundante que es mi privilegio recibir. {AFC 259.3}

En mis devociones matutinas he considerado un privilegio terminar mi petición con la oración que Cristo enseñó a sus discípulos. Hay tanto que realmente debo tener para satisfacer mis necesidades personales, que a veces temo haber pedido mal; pero cuando ofrezco sinceramente la oración modelo que Cristo dio a sus discípulos, no puedo dejar de sentir que todas mis necesidades están comprendidas en esas pocas palabras… {AFC 259.4}

Los escribas y los fariseos a menudo ofrecían sus oraciones en el mercado y en las calles de las ciudades. Cristo los llamó hipócritas. En todos los tiempos hubo hombres que oraron para ser vistos de los hombres… Cuando Cristo ve en sus discípulos errores que pueden descarriarlos, siempre los instruye en el camino correcto. No los amonesta sin darles también una lección instructiva para mostrarles cómo deben remediar el error. Después de instruir a sus discípulos para que no usaran “vanas repeticiones” en sus oraciones, con bondad y misericordia les enseñó una corta oración modelo, para que supieran evitar las oraciones de los fariseos. Al darles esta oración, sabía que estaba ayudando la flaqueza humana al poner en palabras lo que abarcaba todas las necesidades humanas.—Manuscrito 146, 1902. {AFC 260.1}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle 
Ellen G. White