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Jeremías

09 de septiembre | Devoción matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia

«Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones» (Jeremías 1: 5)

Jeremías era hijo de un sacerdote llamado Hilcías. Su nombre significa «el Señor establece». Nació en Anatot (en el territorio de Benjamín) a unos cinco kilómetros al noreste de Jerusalén. A lo largo de su ministerio contó con la ayuda de Baruc quien escribía lo que el profeta le dictaba y resguardaba sus escritos. El profeta Jeremías advirtió a Judá de lo que iba a acontecer si no se arrepentía.

Su mensaje nunca fue bien recibido, ya que no solo señalaba la desobediencia del pueblo, sino su pronta destrucción por Babilonia. Por lo tanto, fue amenazado, juzgado, colocado en un cepo, forzado a huir, humillado por un falso profeta y arrojado a una cisterna. Se le conoce como «el profeta llorón» por su forma de expresar sus sentimientos. La Biblia dice que exclamó: «¡Maldito el día en que nací! ¡Que el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito! […] ¿Por qué salí del vientre solo para ver dolor y penas, y para terminar mi vida cubierto de vergüenza?» (Jeremías 20:14,18).

Fue profeta durante cincuenta años (627-586 a. C.). Coincidió con cinco reyes, los últimos cinco de Judá: Josías, Joacaz, Joacín, Joaquín y Sedequías. Después, el profeta fue forzado a huir con un remanente del pueblo a Egipto.

Sin lugar a duda, las cualidades de Jeremías eran extraordinarias. Sus palabras fueron recordadas durante siglos. Al igual que Jesús, gran parte de su ministerio se basó en parábolas, ilustraciones y representaciones para enseñar las verdades espirituales. Por eso, algunos pensaron que era Jeremías (Mateo 16:14).

¿Sabes que Dios lo llamó cuando era joven? Aunque él alegó su inexperiencia y su falta de habilidad para comunicar mensajes, Dios le aseguró que desde antes de nacer ya lo había elegido. Solo tenía que confiar en Dios, pues el Señor le iba a dar las fuerzas y la autoridad necesarias. Su ejemplo puede inspirarte a aceptar desafíos divinos, así como a confiar en la protección que el Señor concede.


Devoción Matutina: Siguiendo las huellas de los grandes personajes de la biblia
César Sánchez Murillo