Mi Recurso Adventista

Cristo, la escalera mística

15 de enero | Devoción Matutina: A Fin de Conocerle

Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Génesis 28:12 {AFC 23.1}

El caso de Jacob, cuando peregrinaba lejos de su hogar, al mostrársele la escalera mística, por la cual descendían y ascendían los ángeles del cielo, tenía el propósito de enseñar una gran lección en cuanto al plan de salvación… {AFC 23.2}

La escalera representaba a Cristo; él es el canal de comunicación entre el cielo y la tierra, y los ángeles van y vienen en un trato continuo con la raza caída. Las palabras de Cristo a Natanael estaban en armonía con la figura de la escalera, cuando dijo: “De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. Juan 1:51. Aquí el Redentor se identifica con la escalera mística que posibilita la comunicación entre el cielo y la tierra… {AFC 23.3}

Al asumir la humanidad, Cristo plantó firmemente la escalera en la tierra. Llega hasta el más alto cielo, y la gloria de Dios brilla desde su cima y la ilumina toda, mientras los ángeles van y vienen con mensajes de Dios para el hombre, con peticiones y alabanzas de los hombres para Dios… En la visión de Jacob, la unión de lo humano y lo divino fue representada en Cristo… {AFC 23.4}

No es fácil ganar la vida eterna. Con fe viviente, hemos de continuar avanzando, ascendiendo la escalera peldaño tras peldaño… y sin embargo, debemos entender que ningún pensamiento santo, ningún acto desinteresado, pueden originarse en el yo. Solo mediante Cristo puede haber alguna virtud en la humanidad… {AFC 23.5}

Pero al paso que no podemos hacer nada sin él, tenemos algo que hacer en relación con él. En ningún momento debemos relajar nuestra vigilancia espiritual; pues estamos pendiendo, por así decirlo, entre el cielo y la tierra. Debemos aferrarnos a Cristo, subir mediante Cristo, convertirnos en colaboradores con él en la salvación de nuestra alma. —The Review and Herald, 11 de noviembre de 1890. {AFC 24.1}


Devoción Matutina: A Fin de Conocerle
Ellen G. White