Mi Recurso Adventista

Si no es tuyo, debe ser de alguien

12 de julio | Devoción matutina: Un rayito de luz para cada día

«No robes». Éxodo 20:15

Carlos Kasuga Osaka es un hombre de negocios japonés-mexicano, que además de dedicarse a su actividad empresarial en México, se dedica a dar conferencias sobre superación personal y educación. 

En una de sus conferencias dirigidas a maestros y educadores mexicanos hizo el siguiente curioso desafío para los que visiten Japón: «Envíen a la lavandería del hotel donde se alojen una camisa con un billete de cien dólares dentro del bolsillo». Según Kasuga, cuando devuelvan la camisa de la lavandería, no sólo la encontrarán perfectamente lavada y planchada, sino que además, junto a ella vendrá el billete de cien dólares intacto. Si eso no llegara a suceder, él mismo se ofrece a pagar mil dólares por haber perdido el desafío. Interesante, ¿verdad? 

Otra anécdota de Kasuga cuenta que en las estaciones de metro de Japón, la gente deja estacionadas sus bicicletas y motos sin cadenas, ni llaves ni candado. Toman el tren por la mañana para ir a su trabajo y a la noche, cuando regresan, vuelven a encontrar sus bicis y motos donde las dejaron; y regresan con ellas a sus hogares. 

¿Se podría decir lo mismo del país donde tú vives? Si la respuesta es no, Kasuga nos cuenta el secreto de la honestidad japonesa: desde pequeños, se educa a los niños con el principio de que «si no es tuyo, debe ser de alguien». Si no son tus crayones, deben ser de alguien; si no es tu pelota, debe ser de alguien; si no es tu muñeca, debe ser de alguien; si no es tu celular, si no es tu mochila, si no es tu cartera, si no es tu billetera, ¡deben ser de alguien! Eso es ser honesto. 

Querido amiguito, la honestidad es una cualidad que no solo debería caracterizar a los japoneses, sino también a cada verdadero hijo de Dios viviendo en esta tierra. ¿Por qué? Porque tú eres de Jesús y, por lo tanto, eres su representante en este mundo. Vuelve a leer el versículo de hoy. ¿Quieres ver a Dios cara a cara? Pues solo los de limpio corazón, solo los niños honestos, íntegros, que se atrevan a ser diferentes, verán a Dios cara a cara. ¿Qué te parece practicar la honestidad desde hoy? Repite conmigo: «Si algo no es mío, debe ser de alguien». ¡Dios te ayude a ser honesto  siempre! 

Gabriela  


Devoción Matutina: Un rayito de luz para cada día
Gabriela Ruth Brizuela de Graf